CENIZAS DEL AMOR
Ese recuerdo de algún amor ya muerto,
los desgranados años desafía,
y deja su ceniza en la poesía,
de un profundo soñar dormido e incierto.
Aquel querer, de suave tul cubierto,
persiste en la memoria día a día,
será cual brisa de suave armonía,
que orea en un oasis sin desierto.
El polvo de la eterna singladura,
que la mente conduce a la locura,
deja en el aire un componente turbio.
Y un algo inmaterial como es el viento,
esparce la ceniza de un tormento,
derramada en la esquina del suburbio.
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