Aquel amor que me ofreciste un día,
habrá de perdurar para tormento,
llanto, pena, dolor y sufrimiento,
de mi tristeza y de mi agonía.
Fue tan breve tu amor, amada mía,
relámpago que rasga el firmamento,
que toda mi ilusión duró un momento,
y breve fue la luz de mi alegría.
Tu amor de un día, mi única fortuna,
cuando creía yo alcanzar la luna,
no habrá de caer nunca en el olvido,
ha de ser imposible que se pierda,
lo habré de recordar, como recuerda
la golondrina su amoroso nido.
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4 comentarios:
Muy conseguido y lleno de sentimiento Fernando. Felicidades
Gracias María. Agradezco tu visita y tu cariñoso comentario.
Es asombrosa tu facilidad para componer sonetos.
Saludos
Qué amoroso requiebro para el amor de un día! Precioso. Pasate por mi blog que tenés un mimo.
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